Menopausia, climaterio

 

Fluida

“La mujer sabia puede tomar la forma de

Su espacio pero no pierde su forma. No le

Es esencial a su naturaleza mantenerse

dentro de las líneas

No renuncia a lo que la mantiene unida;

Por tanto, es libre.”

El Tao de las Mujeres.

Pamela K. Metz & Jacqueline L. Tobin

 

¿De qué hablamos cuando hablamos de la menopausia?

A la última regla de una mujer en la edad adulta se le llama menopausia. Al periodo de 5 años antes y 5 años después de la menopausia se le llama climaterio. Es un tiempo de  transición a una nueva situación.

¿Sin experiencias previas? ¿Sin bagaje claro? ¿Una cuestión de hormonas? ¿Una deconstrucción?  ¿Un seguir… a pesar del tedio? ¿Un ciclo de nuevas oportunidades?.

Estos son algunos cambios, características, pensamientos, dudas y certezas, sobre las que queremos compartir:

  • Finalizará el periodo fértil de la mujer. Aunque esto pase, no significa que las hormonas tengan que disminuir drásticamente.
  • La vivencia va a depender de la salud que tenga esa mujer y cómo ha llegado a ese momento.
  • Habrá manifestaciones que se atribuyen más al cambio hormonal, aun así tanto las que tienen una relación con las hormonas como otras manifestaciones dependerán de múltiples factores.
  • Hay nuevas sensaciones, y tal vez sensaciones que ya se habían tenido hace tiempo y que vuelven a surgir. Incluso los estados a veces pueden variar de forma brusca o pueden a simple vista parecer contradictorios…”estaba muy bien y con mucha energía y de repente sentí cansancio” o “a pesar de mis cambios estoy en el mejor momento de mi vida”.
  • Posiblemente, en el periodo anterior, han sido años donde se ha producido una gran proyección profesional o familiar o las dos cosas (período de los logros y expectativas). Se ha puesto mucha energía en estos ámbitos de la vida; ha sido un período donde se han acumulado vivencias, experiencias y se ha ido creando una imagen de una misma, sobre todo hacia lo exterior, lo social, los otros… Siendo una etapa enriquecedora a otros niveles, muchas mujeres no han tenido tiempo para “cuidarse” a sí mismas.
  • Las propias emociones que se dan en la madurez pueden ser más vulnerables debido al cambio hormonal. Pero las hormonas no son sólo la causa (fisiológica) de nuestras emociones.

 

Sin partir, la mujer sabia comienza su Viaje. Confía en sus emociones y Comprende sin esfuerzo.”

Confiar en la Emociones, fragmento.

El Tao de las Mujeres.

Pamela K. Metz & Jacqueline L. Tobin

Periódicamente en este blog desde la información, reflexión y experiencias abriremos pequeñas ventanas de cómo abordar la salud en este proceso. Por eso, he animado a varias profesionales para que nos aporten parte de sus conocimientos y sabiduría.

Este artículo que adjunto, lo publicó la revista Meridiana en 1999. En él, Magdalena López y yo nos aproximamos a una pequeña historia sobre el tratamiento de la menopausia desde la medicina en aquel momento y, por contraste, nuestro anhelo de crear ese espacio donde la identidad de las mujeres tuviera que ver con el proceso de  madurez  con la creatividad y no con la identificación de una carencia hormonal.

 

La madurez como cambio

O la búsqueda de la propia identidad.

 

Son muchas las mujeres que al llegar a la madurez (los años de desobediencia como los llama Sylvia Schneider) se plantea dar un cambio, puede ser el momento de alcanzar “la liberación” .

Esto tal vez no  se refleje en el protagonismo social, pero si en conseguir “el protagonista de si mismas”. Para unas es más difícil que para otras sentirse así, pues esto va relacionado no sólo con lo útiles que son, sino también con lo respetadas y queridas que estas mujeres se sienten

 

     Saben lo que quieren, las experiencias se han ido acumulando en todos los terrenos y reconocen cuales son  sus sentimientos, los que le agrada o no y en qué se han podido equivocar…, lo que hace que se sientan más seguras. Es el momento de la aceptación, pero también el momento de la demanda, aunque a la mayoría eso le cueste pedir a la pareja que se cuenten con ellas, a los hijos e hijas que demuestren que se acuerdan de ellas, o el derecho a vivir a su aire sin se calificadas de “alegres”, “locas” o “raras”

           Como en casi todos los cambios, hay necesidad de una reflexión que nos hace más cocientes de lo que tenemos y adonde nos dirigimos. Este proceso puede significar una crisis (una definición de esta palabra la forman los términos Peligro y Oportunidad), una parada en el camino para tomar fuerzas, despojarse de viejos trajes e ilusiones de nuevo.

En este momento e la vida de todos estos cambios mentales o racionales (vivénciales en definitiva) que se han ido formando y consolidando poco a poco van acompañados de trasformaciones en el metabolismo que se expresan a través de cambios fisiológicos, hormonales y la retirada  de la regla “la famosa menopausia” cuya palabra significa última regla

Este proceso no se da de forma brusca, son cambios paulatinos que se producen gradualmente; las hormonas van disminuyendo de forma lenta y lo único que causan directamente es la disminución de la capacidad reproductiva. El cuerpo se debe adaptar  a esa nueva situación .Unas mujeres necesitan más tiempo que otras o, por decirlo de otra forma “más dedicación”, porque no todas llegan a esta etapa de la vida con el mismo nivel de salud y cuidados.

        Los  hábitos de salud no se diferencian por la edad, son buenos y adecuados en cualquier época, aunque quizás hay que hacer hincapié en ellos. No es lo mismo la que tiene que empezar ahora que la lleva años alimentándose bien, respirando bien, haciendo ejercicio moderado, pasándoselo bien, intentando sentirse a gusto. Es importante que todo esto sea entendido individualmente porque “cada una es ella con sus circunstancias”.

Cuando una niña tienen su primera regla le llegará el “ya eres mujer” ( se equipara a ser fértil y convertirse, por los cambios corporales, en objeto sexual), una frase difícil de entender de una niña, ya que esa expresión va unida a muchos inconvenientes como: “que no se note”, “no te subas a ese árbol” “tienes que comportarte como una señorita”,”ten cuidado con los niños”…

A una mujer alrededor de los 50 se le retira la regla, ya no va a reproducir. Hasta hace pocos años eso iba unido a “ya se acabó todo, la regla y la sexualidad”. Estos hechos, unidos a los prototipos de belleza que nos vienen impuestos, provocan que muchas jóvenes caigan  en la anorexia y muchas mujeres maduras, para seguir sintiéndose sexualmente atractivas, recurran a las hormonas.

    En estos tiempo donde socialmente ser madre ya no es lo más importante porque las mujeres se proyectan profesionalmente, paradójicamente, el significado del ser mujer sigue relacionándose con el útero, con la etapa reproductiva. Los 50 son vistos como un engorro, hay que intentar prolongar la gran mentira de “la eterna juventud”

        La idea de que a las mujeres hay que tratarlas en cualquier etapa de su vida como todo lo que le sucede es una enfermedad (la 1ª regla, el embarazo, el climaterio, la menopausia), conlleva de forma muy sutil la actitud de tratarnos como inmaduras y relegarnos al papel de dependientes. “Dependemos en cualquier momento de la ciencia para seguir viviendo en óptimas condiciones, somos imperfectas”. Se tiende a excluir a las propias mujeres de la dirección de sus procesos vitales.

       En la historia de la medicina resulta curioso comprobar que las mujeres no sólo han sido vistas como pacientes más fáciles que los hombres, sino que ser mujer era en sí una enfermedad, pues se veía “en la enfermedad la clave misma de la feminidad”.Así, la psicología femenina como las dolencias de corazón o de hígado eran síntomas de enfermedades de la función reproductora. Siguiendo con la tradición, hoy la teoría médica dominante tiende a reforzar la asociación de menopausia con enfermedades  y la conveniencia del uso de estrógenos.

    Con una manipulación paternalista, enmascarada como científica, se propone una prevención masiva de todas las mujeres, aunque tengan una esperanza de vida mayor que la de los hombres, considerándolas población de “alto riesgo”.A partir de ahí, todo lo que pase física, síquica o emocionalmente encuentra su causa en la disminución hormonal (no olvidemos que marcada por la naturaleza); con lo que se les atemoriza para que se traten médicamente. Hablan de “la mujer menopáusica”, reduciendo el ser mujer a “ser menopáusica.”.

        La terapia hormonal sustitutiva tiene además de muchas contraindicaciones, mucos efectos secundarios de los que raramente se habla. Más que informado…, desinformándolas, no escuchándolas (aunque les sienten mal las hormonas) porque les están ofreciendo la salvación.. Utilizando en cierta forma el miedo que pueda dar saber que el camino es hacia la vejez.

    Muchas de las posibles afectaciones corrientes que se han atribuido a este proceso, se han ido comprobando que no son producidas con tanta intensidad ni están directamente relacionadas con la disminución de las hormonas. No se ha  constatado que los sofocos, que son un trastorno menor, se produzcan por la disminución de estrógenos: muchas mujeres que toman estrógenos continúan teniendo sofocos, se dan de forma diferente en diferentes culturas y con la frecuencia también muy variada.

  La osteoporosis o descalcificación de los huesos se debe en su mayor parte a la descalcificación senil, que pueden padecer por igual hombres y mujeres y, en menor proporción, se da por la menopausia. Además, esta descalcificación es la menos peligrosa, que es la de la columna.

     De la sequedad vaginal podemos decir lo mismo, ya que no está comprobada la influencia de las hormonas. En los cambios vaginales a lo largo de los años influyen procesos de tipo fisiológico. Uno muy importante depende de la autoestima de la mujer, tiene que ver con sus relaciones, con el hecho de que la práctica del coito no hayan sido satisfactorias con anterioridad, este no haya apetecido, o incluso, que simplemente porque se quiere otro tipo de sexualidad. También puede influir la falta de deseo o de excitación debido a la monotonía de la relación la ausencia de seducción o de caricias adecuadas etc. Quizás habría que preguntarles sobre este tema a las mujeres que se enamoran a los 50 años.

      Resulta evidente que las mujeres, al igual que los hombres, envejecemos, enfermamos… y cada una decidirá que camino va a seguir y con qué tratamiento. Ahora bien, la medicalización masiva de las mujeres de estas edades que se nos viene ofreciendo, nos parece, un sexismo y misoginia tremendos.

Abordar la salud sólo desde lo biológico,  dejando fuera factores individuales, sociales, vivénciales… ignorando la vida cotidiana de las mujeres, contribuye a seguir situando a las mujeres en el marco de los roles tradicionales. Esta visión de la salud de las mujeres desde su cuerpo biológico más que desde una perspectiva de persona socialmente activa, cuya función va más allá de la reproducción, es la que lleva a muchos médicos  a extirpar sin justificación suficiente el útero o los ovarios de muchas mujeres de esta edad, ya que consideran que como no van a tener más hijos estos órganos han perdido la función, sin valorar su importancia simbólica.

    Vale recordar que organismos no precisamente feminista como la Organización Mundial de la Salud  incorporan la Categoría  Género (construcción social a partir de la diferencia de sexos) como causante de muchos problemas de salud de las mujeres. Seguimos reivindicando, en la línea hacia la igualdad que todo conocimiento sobre nosotras, nuestros procesos biológicos, sociales… sea liderado, analizado y definido… por las propias mujeres que lo padecemos. Por eso no  debemos bajar la guardia ante “los modelos que se construyen sobre nosotras” pero que no responden a lo que nos sucede

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Textos:

Mª del Carmen López Cirauqui

Magdalena López  Pérez

Colectivo de salud Speculum

Fotos: Reme Malvárez

 

 

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Articulo revista Meridiana Nº 12

Primer trimestre año 1999.