La anticoncepción, algo más que un método

Por 5 septiembre, 2012 Artículos Sin comentarios

Las palabras “anticoncepción”, “contracepción”, o “planificación familiar” nos definen muy poco la relación entre la utilización de los métodos y la mujer.

Hablar de métodos  anticonceptivos es hablar de la mujer, porque vemos que, hasta ahora, ella es la que acude a la consulta; ella es la que utiliza (porque casi todos los métodos son inventados para ella) la  mayoría de métodos;  ella es la que prácticamente se responsabiliza del tema.
La anticoncepción es el medio que nos permite gozar, disfrutar de nuestro placer (de un tipo o variedad a través del coito) con autonomía y, a la vez, poder decidir con libertad cuándo, cómo, y con quién  queremos quedarnos embarazadas, si ese deseo nos llega en algún momento.

ANTICONCEPCIÓN Y SEXUALIDAD

Como hemos comentado anteriormente la   anticoncepción nos permite separar nuestra reproducción del goce sexual.
El placer es una capacidad humana que varía a lo largo de la vida. Nuestro cuerpo es en su amplitud física-emotiva- mental lo que nos permite ese goce. La mujer es la SUJETO, no el objeto físico.
La educación cultural-asexuada, los mitos que hemos recibido desde la infancia hacen que en muchas ocasiones el propio disfrute haya tenido que reencontrarse ya que placer no es opresión-aguante-coacción-malestar.
Es la medicina una de las vías de la que hemos recibido esa mala información, ya que en la mayoría de las ocasiones nos hace ver el cuerpo con trastornos, sufrimiento y finalmente como enfermedad, y no como fuente de placer, de comunicación y de dinamismo.
En la etapa reproductora, es el método anticonceptivo  el que debe adaptarse a nuestras necesidades personales.

HISTORIA DE LAS MUJERES COMO PROFESIONALES Y COMO USUARIAS. LA TRANSMISIÓN DE MUJER A MUJER

Las mujeres siempre han sido sanadoras; tenían un gran conocimiento sobre el uso y propiedades  de las hierbas medicinales. Eran las comadronas que iban de casa en casa. Estos secretos se trasmitían de unas a otras.  Desde el siglo XIV   hasta el    XVII se las etiquetó de brujas y fueron perseguidas,  siendo acusadas por ofrecer consejos anticonceptivos y efectuar abortos.
Fue con la implantación de la medicina como profesión universitaria que se facilitó la exclusión legal de las mujeres de su práctica, ya que ellas no podían acceder a la universidad.  Fue así  como las mujeres las mujeres de clase alta acabaron siendo visitadas por médicos hombres, mientras que  las de clase baja lo eran por mujeres sanadoras.  A mediados del siglo    XIX  hasta el XX la diferencia de clases era muy marcada. La mujer rica era considerada perpetuamente enferma, débil y delicada para toda  acción, mientras que la mujer trabajadora era considerada sana y robusta para todo. Con esto se creó el culto a la invalidez femenina. “ La mujer encinta está indispuesta”, “el embarazo es una enfermedad y requiere la intervención del médico” , “la menopausia es la enfermedad incurable, la muerte dentro de la mujer”. Se consideraba la enfermedad como la clave de la feminidad. La masturbación por otra parte representaba un defecto particularmente pernicioso que provocaba trastornos físicos. Con la llegada de Freud en el mismo siglo se definió la “histeria” como una enfermedad mental  no proveniente del útero, y de este modo el bisturí con que se diseccionaba la naturaleza femenina pasó del ginecólogo al psiquiatra.
Si nos remontamos a nuestros días nos encontramos con que a través de una política de control de población, con diferentes programas aplicados a las mujeres del primer y del tercer mundo, se quiere controlar nuestro cuerpo, con el pretexto de que el problema del planeta actual o del futuro es la “superpoblación”, controlada a través de la mujer. Una vez más la mujer es responsabilizada del futuro. Esta  responsabilidad recae sobre todo en la mujer del tercer mundo ,”la clase baja”, ya que por el contrario en el primer mundo se le pide que aumenten las tasas de natalidad.

HISTORIA DE LOS MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS

A través de las distintas culturas, religiones y sociedades se ha ido desarrollando la anticoncepción desde tiempos primitivos. Los primeros documentos escritos sobre el tema son chinos y datan del 3.000  años A.C. Se trata de substancias como la goma arábiga (extraída de las raíces de las acacias) que al fermentar libera ácido láctico con propiedades espermicidas.

Los hindúes usaban la sal de roca intravaginal con la misma función.

La tradición judía reflejada en el Talmud permite la regulación de la anticoncepción en tres casos de mujeres: las niñas aún púberes, la embarazada, y la lactante. La anticoncepción se efectuaba mediante la introducción de un trozo de lana en la vagina que funcionaba como tapón.

En la Antigua Grecia y en la cultura romana, los métodos eran similares pero sólo eran conocidos por una élite cultural y social.  Más tarde en la Edad Media, el Islam no condenaba el control de la natalidad (ni siquiera el aborto siempre y cuando estuviera practicado en el primer trimestre de gestación). La anticoncepción era una disciplina  que practicaban tanto los médicos como las comadronas, las cuales realizaban un papel primordial en la sociedad medieval respecto al cuidado de la mujer.
Por otra parte en la misma época la Iglesia Católica, aun conociendo todo el bagaje anticonceptivo del que se disponía, sólo permitió el uso de estos en casos verdaderamente excepcionales.Lamentablemente, las  reflexiones de Santo Tomás de Aquino en el siglo XIII que condenaban el uso de la anticoncepción  han tenido una influencia fundamental en la moral occidental desde su época hasta nuestros días.
Después de la revolución industrial surgió la idea de la regulación de la natalidad desde un punto de vista colectivo y no particular como en la antigüedad.
A finales del siglo XIX en Alemania se describieron los primeros diafragmas. Un poco más tarde en los años 20 en Inglaterra, las primeras substancias espermicidas fueron perfeccionadas. También en estos mismos años aparecieron los primeros dispositivos intrauterinos; pero no fue hasta los años 60 que fueron todos aceptados, tanto por la medicina como por la población en general.
Es en  1959 el año en que fue descubierta la inhibición de la ovulación a través de la  administración de una combinación  hormonas sexuales femeninas sintéticas (estrógenos y progesterona); es decir, el nacióe la píldora que supuso tanto una revolución científica como social, sobre todo para las mujeres que en un principio vieron en ello una ganancia importante en su lucha por la liberación. No obstante, el uso que la medicina dio a este método estaba más relacionado con le control de la natalidad (a cualquier precio) que con la liberación sexual.
En España la anticoncepción fue despenalizada por modificación del código penal en 1978. Hasta entonces ésta se equiparaba a las prácticas abortivas.

LA CONSULTA DE ANTICONCEPCIÓN

La consulta de anticoncepción es un “espacio en el que desarrollamos una visión global de la salud”.
Nuestro plan a desarrollar es:

  1. Dar y recibir una información: Como profesionales somos trasmisoras de un conocimiento médico, de la experiencia que vamos acumulando a través de otras mujeres y que ayuda a romper tabúes y mitos.
    La mujer como usuaria nos puede hablar de su propia vivencia, de su relación con el cuerpo y de sus necesidades actuales.
    Juntas podemos hacer que nos acerquemos más a nosotras mismas, a nuestra “Unidad” y así poder escoger. Es la mujer en primer y último lugar la que debe elegir lo que es más adecuado para ella a través del conocimiento de las cosas.
  2. Dar información sobre los métodos anticonceptivos: Hay diferentes métodos anticonceptivos.
    Métodos reversibles Son aquellos que una vez que se han retirado del cuerpo dejan, al cabo de cierto tiempo, de hacer su función anticonceptiva. Por lo tanto puede quedar embarazada. Por el contrario los métodos irreversibles son aquellos que como su propio nombre indica son para siempre.

Métodos permanentes son aquellos que ejercen su función en el cuerpo independientemente del momento sexual;  es decir, la mujer siempre está en disposición anticonceptiva.
Los métodos no permanentes son aquellos que se utilizan en relación al acto sexual y necesitan de una información y aprendizaje acerca de su uso. Estos métodos pueden independizarse más del control médico y es la mujer, y en algún caso la pareja, la que debe manejarlos. Estos métodos tienen pocos o ningún efecto secundarios  y permiten desde el inicio que  la mujer tenga un acercamiento más íntimo con su cuerpo, y así observar con más claridad cuál es su sexualidad, su deseo en cada momento.

Para la medicina oficial los métodos mejores son la píldora y el DIU porque según sus estadísticas son los métodos más efectivos. Nuestra experiencia nos demuestra que eso no es cierto, y vemos como en nuestra consulta los métodos no permanentes son métodos efectivos y seguros ya que las mujeres aprenden de su cuerpo sin ninguna dificultad.
Aunque pensamos que los métodos que producen menos efectos secundarios son los más adecuados, también opinamos que hay circunstancias en las que por ejemplo tomar la píldora puede ser lo indicado para una mujer, en un momento determinado. Es decir también puede ser una agresión indicar un método barrera o natural en un momento no adecuado.

A la hora de elegir un método anticonceptivo hay unos parámetros que se deben valorar y cada mujer elegirá según la prioridad que ella les dé. Estos parámetros son:

  • Efectividad: Podemos entender que hay una efectividad propia del método y otra que depende de su manejo que ha su vez depende del conocimiento tanto del cuerpo como del propio método. Ejemplo: Un DIU en el que la mujer sepa controlar el tamaño de los hilos puede evita permitir que se evite un gran número de embarazos.
  • Seguridad: A parte de la seguridad del propio método, es la que la mujer va teniendo en tanto va confiando y se siente “cómoda” con él.
  • Comodidad: Para algunas mujeres comodidad significa “ no pensar en nada en el momento del acto, o coito” para otras mujeres significa “tomar conciencia de su propio  deseo y manejar con libertad en ese momento la anticoncepción».
  • Inocuidad: Hay una inocuidad primaria que es aquella que tienen algunos métodos anticonceptivos, por ejemplo los naturales (métodos barrera, etc.) .  También hay una inocuidad secundaria que corresponde a como la mujer se hace con el método de acuerdo a las circunstancias. Por ejemplo, si a una mujer con un gran miedo al embarazo y una educación represora de su sexualidad le indicamos de entrada un método que requiere mucha observación por parte de ella, puede ser que le aumentemos la angustia y su inseguridad.

Este espacio de la consulta de la anticoncepción lo entendemos no ya  como un momento puntual, sino como algo a desarrollar en el tiempo; tiempo que para cada mujer será diferente, con el ritmo de su propia historia, con sus propias vivencias, buscando esas pequeñas formulas que le ayuden a conectar con su goce y a poder compartirlo con el otro.

BIBLIOGRAFÍA

  • EHRENREICH, Barbara, ENGHISH, Deirdre: Brujas y comadronas y enfermeras. Historia de las sanadoras.  Ed. La sal
  • STROBL, Ingrid: Fruto Extraño. Ed. Virus

Mari Carmen López y Mónica Puga. Médicas Homeópatas del equipo “Integral, centre mèdic i de salut”

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